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Es la primera vez que leo a Robert Greene y he encontrado la lectura interesante en cuanto al estilo y las anécdotas históricas. Me encantó el uso de los símbolos al final de cada capítulo que resumían de manera metafórica lo que acababas de leer y destaco la controversia que su lectura generó en muchos lectores.

Sin embargo, creo el título sería más apropiado si estuviera titulado "El arte de la manipulación en la seducción: Anécdotas de personajes históricos y literarios" debido a que la forma en la que se recomienda el uso de ciertas estrategias, técnicas o tácticas de seducción, se acercan más a la manipulación que a un verdadero "arte" y a que el proceso de seducción ilustrado en el libro es unidireccional: la persona seducida es reducida a un papel de víctima.

Algunas recomendaciones pueden ser útiles para pulir nuestras habilidades de seducción pero no tienen que basarse en la mentira o la apariencia, como parece sugerir el autor. Por esto creo el título no es apropiado y es demasiado pretencioso para lo que realmente ofrece.

A pesar de retomar conceptos de psicología, filosofía e historia; se queda muy corto respecto a estas disciplinas y decepciona. Yo no recomendaría este libro a ningún psicólogo, filósofo o historiador, pero tampoco a un fanático decente; pero para el lector casual -o nuestro lado de lector casual- la lectura puede resultar llamativa.

La estructura del libro tiene una propuesta interesante y su longitud haría pensar que se trata de un libro brillante y exhaustivo, pero es más repetitivo que detallado. Creo que se escribió de afán y se publicó lo más rápidamente posible después del éxito de las 48 leyes del poder y por ello considero que "El arte de la seducción" sería el doble de bueno con la mitad de páginas.

Técnicamente, está bien escrito pero las notas laterales me disgustaron un montón y debo confesar que no las leí porque me parecieron distractoras. Para ser un libro tan largo, se hubiesen podido incorporar mejor. Inclusive, me hubiese gustado encontrar algunas ilustraciones.

El ritmo del libro es apropiado, aunque sentí que este ritmo se veía comprometido cuando me repetía nuevamente la historia de Casanova o de Cleopatra para ilustrar otro punto. Robert Greene usa una decena de referentes literarios e históricos para ejemplificar sus puntos, pero el hecho de que re-aparezcan constantemente en el libro me aburrió. Hubiese preferido que dedicase todo un capítulo a uno de esos referentes, Cleopatra, por ejemplo y en el siguiente, se dedicara completa y profundamente a otro, como Casanova.

En este sentido, el libro puede ser devastadoramente repetitivo y en ocasiones muy vago. Da ejemplos muy generales y poco prácticos, pues se basan en cosas que el hombre o la mujer de a pie no podría ni necesitaría hacer porque no tiene la fama, el poder, el dinero o el tiempo para hacerlo (Vamos, que estas figuras históricas pasaron a la historia precisamente porque eran excepcionales, para no hablar de los personajes literarios, que están construidos por diseño con cierta excepcionalidad). Es una obra que no es relevante para el año en que fue escrita por esta razón. Hubiese sido una obra maestra 50 años atrás, pero en pleno siglo XXI es un poco decepcionante.

Por otro lado, la mayoría de ejemplos que usa Greene se basa en seducir a personas que ya se encuentran en una relación o incluso están casadas. Supongo que no encontró muchos ejemplos de personas solteras, o sus anécdotas no eran tan llamativas.

En cuanto a profundidad, esperaba más de un libro tan largo y de un título tan ambicioso. En cuanto a su relevancia, se queda un poco corto porque pareciera un libro escrito para los años 70s. ¡Tiene un capítulo dedicado a las cartas! y es un libro escrito en 2001, donde ya teníamos internet, correo electrónico y celulares (estaba en auge el Nokia 8250).

En conclusión, mi recomendación para quien quiera leer este libro es la siguiente: No va a ser completamente fantástico (si has leído lo suficiente) pero tampoco va a ser una completa decepción (si puedes leer entre líneas y filtrar ideas bastante interesantes y profundas acerca de la naturaleza del ser humano). El libro no es una guía para seducir y no debería tomarse como una serie de consejos para aplicar en tu vida y se queda corto en el sentido en el que no dedica ideas y teorías a la empatía, el altruísmo, la persuasión, las buenas intenciones, la conexión profunda entre dos seres humanos, la confianza, el cultivar una relación genuina, el ser auténtico y sincero; aspectos integrales también de cualquier proceso de seducción.

Ten en cuenta tu propia identidad, valores y principios al leer pero también ten en cuenta tu pensamiento crítico para decidir qué asimilar y qué descartar cuando leas. Habrá ideas que no deberías tomarte en serio, pero habrá otras que te cuestionarán hasta la médula, no sólo a ti, sino a tu esencia como parte de la humanidad.

Finalmente, una súplica. Este libro no es un representante de la psicología como ciencia humana y social, así que no lo cataloguemos como tal porque le hace daño a la profesión y a la academia dedicada a estudiar la mente y el comportamiento humano.

Si escribes un libro sobre un tema, eso no te hace una autoridad en el tema. Es lo mismo que sucede si subes un vídeo a YouTube o escribes en un blog. En el mismo sentido, si escribes un libro y citas a un filósofo, eso no te hace una autoridad en filosofía y eso mismo aplicaría a la psicología, la historia, la literatura y cualquier campo del conocimiento.

Le doy tres estrellas por el valor que aporta como entretenimiento y una estrella por las ideas sobre las que nos permite reflexionar. Algunas ideas son tan fabulosas que es un libro que volvería a leer. ★★★★✩

The Art Of Seduction - Robert Greene. Cover



Manipulación y seducción


La seducción es más que manipulación y sé que Robert Greene tenía esto claro cuando escribió el libro. Sin embargo, la forma en la que escribe simplifica demasiado inclusive la misma manipulación. Los seres humanos somos demasiado complejos como para no entender la seducción y la manipulación, así como su contraparte. Los trucos no funcionan siempre porque la "víctima" también es un ser humano dotado de inteligencia y habilidades, pero también porque la víctima puede ser complicada y contradictoria.

Las reglas de la seducción son más bien recomendaciones, puesto que no necesariamente van a funcionar, incluso si todo parece indicar que sí.

Supongamos que he elegido bien a mi "víctima", sé qué la motiva y la seduce, conozco sus puntos "débiles" y sé qué tipo de placer busca, tengo un arquetipo que es coherente con lo anterior e incluso mi víctima parece mostrar interés por mí.

Con todo esto, aunque tenga presente todas las reglas de la seducción, mi seducción puede fallar y en eso el libro promete cosas que no puede cumplir.

Y no se trata de que no lo haya hecho bien, puede que haya seguido el manual al pie de la letra, pero siempre hay un campo de incertidumbre que a su vez es intrigante y le pone mayor picante al proceso.

En este sentido, las reglas generales están para romperse, incluso las que dicen "no te quejes, no te disculpes, no des explicaciones". Todo cabe en el proceso de la seducción y no existe un método a prueba de balas.

No obstante, soy consciente de que este libro puede ayudar a identificar cuando existe mentira, engaño, infidelidad, soborno, explotación, manipulación, abuso psicológico (gaslighting), tácticas de cerrojo (stone walling) y otras "formas de seducción" tóxicas; así como las estrategias de seducción de las masas y el juego político como la diplomacia y la hipocresía. Así las cosas, el libro sigue siendo útil, aunque no como una guía o un manual.

La seducción como un juego entre víctima y victimario


Incluso si seguimos la analogía de la seducción como una guerra, en una guerra ambos frentes tienen armas, capacidades y estrategias. Muy rara vez uno de los frentes es totalmente una víctima indefensa, inocente, inconsciente de lo que pasa a su alrededor, tomada por sorpresa o ingenuamente engañada.

Muchos de los pasajes del libro (y esto fue lo que más me disgustó) proponen a una víctima que simplemente se rinde ante el proceso de seducción. En este sentido, difiero mucho de Robert Greene. Prácticamente en cada página aparece el término víctima u objetivo y esta simplificación no le hace justicia a lo bien elaboradas que están otras ideas en el libro.

Otra afirmación demasiado frecuente en el libro es aquella relacionada con lanzar un hechizo a tu víctima, como si la seducción fuera magia y como si la persona seducida estuviera indefensa ante un poder más grande que el propio. Por detalles como estos, la calidad del libro se desploma muy, muy rápido.

Con ese esquema en mente, Greene falla en proponer algunas técnicas que serían demasiado obvias y/o simples en un adulto inteligente, funcional y sin problemas de autoestima, con vacíos existenciales o totalmente carente de placer.


  • ¿Cómo seducir a alguien que conoce las vicisitudes de la seducción y entiende sus intrincados caminos? 
  • ¿Cómo seducir a alguien que no está en una posición inferior sino que también conoce los "secretos" del libro de Greene? 


Aquí hay otro nivel de juego que Greene no aborda y que hace que su obra sea tan fácilmente descartada por algunos.

No obstante, puedo reconocer que en ocasiones el juego se da entre víctimas y victimarios, y que en gran parte de esas ocasiones, también se juega voluntariamente a ser la víctima o el víctimario. Pero la seducción en general es mucho más que una versión anticuada de "cazadores" y "presas".

La seducción es un juego de muchas variables en donde tu estrategia puede volverse en tu contra y en donde resultas seducido queriendo seducir y dominar la interacción, es por esto que me fastidia tanto el que Greene mismo hable de víctimas, cuando no hay roles claramente definidos en la seducción. Al dejarme seducir, también estoy jugando, eso no me hace una víctima desde el principio sino un jugador activo y consciente, que también entra preparado y posee una estrategia para obtener lo que desea.

Entre la anécdota histórica y la exageración


Uno de los aspectos más atrapantes del libro son las anécdotas históricas presentes en todos los capítulos del libro. Los ejemplos ilustrativos tanto de la historia como de la literatura me parecieron excelentes -aunque luego se convierten en un poco monótonos- y motivaban a conocer un poco más sobre la vida de personajes como John F. Kennedy, Andy Warhol, Marilyn Monroe, Errol Flynn, Duke Ellington, Marco Antonio, Julio César, Charles Chaplin, Marlene Deitrich, Benjamin Disraeli, Lou Andreas-Salomé, Eva Perón, Ronald Reagan, George Sand y Napoleón y Josephine Bonaparte.

No obstante, la historia la escriben los ganadores y muchas veces estas anécdotas históricas están plagadas de exageraciones, sesgos y versiones no confirmadas de numerosos hechos, algo que es evidente incluso para Robert Greene, pues él es consciente de la importancia de difundir rumores y chismes sobre nuestras proezas seductoras como una estrategia para seducir aún a más personas. Frases como "el libertino más notorio de París" claramente buscan generar cierto efecto de admiración y grandilocuencia en los lectores, pero el efecto que generaba en mí era de disgusto.

De acuerdo con lo anterior, un personaje como John F. Kennedy se puede convertir fácilmente en una especie de leyenda con el tiempo y las precisiones históricas comienzan a difuminarse. En conclusión, me resulta difícil tragarme las historias que relata Greene sin convencerme de que hay un poco de exageración al respecto y quedo con una sensación de incomodidad porque la forma en la que Greene plasma a estos personajes me hace pensar que son invencibles, heroicos y exclusivos ganadores.

Si bien el autor pinta un poco el lado oscuro de estos personajes y el destino al que se ven "condenados", también lo hace ver como algo inescapable. Los seductores quedan atrapados en su propio juego y no pueden hacer nada por cambiarlo, lo cual no es enteramente cierto y no le hace tanta justicia como esperaría a una figura histórica que en última instancia, es un humano con defectos y flaquezas como yo.

Hay que tener en consideración que la historia se escribe para vender y para controlar masas, así que soy un poco escéptico con las versiones de los hechos que relata Greene, y no necesariamente esto se debe a que no haya investigado cuidadosamente, sino que es una condición de la historia misma.

El viaje hacia la nostalgia y el pasado


El libro me deja insatisfecho porque no trasciende la literatura y la historia. Viaja mucho tiempo atrás en el tiempo y no reconozco prácticamente ninguna figura contemporánea de la que se pueda hacer un análisis más cercano y menos contextualizado en personajes ya fallecidos.

¿No había nada que decir de celebridades como Leonardo DiCaprio, Johnny Depp, George Clooney, Jennifer Aniston, Kate Winslet, Justin Timberlake, Ashton Kutcher, Angelina Jolie, Natalie Portman y un largo etcétera? ¿No valía la pena mencionar a íconos musicales consolidados en el 2001 como Britney Spears, Queen, Madonna, Shakira o Mariah Carey?

Más allá de eso, no estoy particularmente convencido de que cierta táctica seductora sea efectiva simplemente porque una figura histórica -o, pero aún, literaria- la haya usado. 

Además, el simple hecho de que yo sea famoso hace que todo el juego cambie, así que me hubiese gustado contar con ejemplos más mundanos y cotidianos. Por esto, el libro podría considerarse una colección interesante de estudios de caso embellecidos y adornados que no pueden contrastarse y cuestionarse tan fácilmente.

Los arquetipos de la seducción


La clasificación de los arquetipos de la seducción es fascinante y destrona por completo la idea de que sólo existe un tipo de seductor. Seducir de una manera claramente sexualizada, con actos valerosos o rebeldes y con un toque de desinterés es sólo una de las muchas combinaciones posibles. Cualquiera puede ser un seductor y para ello no requiere convertirse en otra persona, sino usar y potenciar las cualidades y características que ya se poseen.

Sin embargo, aún tengo la duda de cómo Greene llega a establecer esta clasificación y no otra. Si hubiese profundizado un poco a nivel psicólogico hubiese encontrado descripciones de perfiles de personalidad, trastornos de personalidad, desórdenes emocionales y los hubiese acoplado a su categorización, lo cual haría del libro una obra maestra.

Por otro lado, su categorización es poco rigurosa, pues usa las mismas figuras históricas para referirse a diferentes arquetipos, lo cual muestra los puntos más flojos de su idea de arquetipos.

El principio del placer


Al seducir brindas placer a la otra persona y también obtienes placer. Si este placer es raro y cuidadosamente cultivado, las personas perdonarán incluso tus peores formas de manipulación. La seducción es la forma más sublime de poder, puesto que las personas sucumben ante la seducción de manera voluntaria, feliz y sin resentimiento, nos dice Robert Greene. En este sentido, la seducción va más allá de un placer mundano y pasajero, más allá de una atracción mutua o de una relación conveniente para ambas partes.

Robert Greene no nos habla del cómo seducir, qué decir y cómo vestirse, sino que va un poco más profundo y analiza el mundo de la seducción como un proceso complejo en donde los más dedicados son quienes triunfan.

Para dar placer tienes que entrenar tu forma de hablar, desde tu voz hasta las palabras que eliges; pero también tienes que prestar atención a tu apariencia, a tus conocimientos y habilidades, a tu destreza para persuadir, a tu nivel de alerta y tu astucia para aprovechar una oportunidad, a tu sentido de riesgo pero también a tu sentido de la paciencia. Pero aún más importante que todo lo anterior, debes tener en cuenta a la otra persona y debes dedicar toda tu atención y tu esmero hacia él o ella; y en este sentido Greene es muy acertado: las personas que se centran demasiado en sí mismas jamás son buenas seductoras y es por esto que la seducción no es sólo sexo o placer mundano.

Por ello, uno de mis capítulos favoritos es el capítulo dedicado al anti-seductor, en el que describe las características de la persona que no seduce, el anti-patrón de la seducción, lo que no debes hacer, los peores errores que se cometen en la seducción.

Si la lectura se hace de manera apropiada, el libro te motivará a leer mejor a las personas y a prestar mayor atención a los detalles y al contexto; pero también te enseñará a analizarte y conocerte a ti mismo. De cualquier manera, enriquecerá y ampliará tu perspectiva de la seducción, aunque no necesariamente de una manera positiva.

La seducción más allá del sexo


En cierto sentido, el libro es una pequeña oda a la promiscuidad y en muchos aspectos le cuesta pasar de este punto. No se trata de seducir sólo para irse a la cama con la mayor cantidad de hombres o mujeres posible y eso Greene lo sabe muy bien, pero su lenguaje y la forma en la que retrata a los diferentes personajes históricos y literarios contradice esta idea.

A pesar de lo anterior, resalto la posición de Greene de ver la seducción como un juego completo, en la que el sexo es sólo una parte del mismo y no su resultado final máximo. Me encanta la visión de la seducción como un juego en el que hay estrategia, riesgo, teatralidad, exuberancia, peligro, apuestas, juegos de poder, manipulación, engaños, traiciones y política; entre muchas otras cosas más.

Admiro también el esfuerzo que puso Greene en evidenciar que convertirse en seductor no es una cuestión de talento o de atractivo, sino una cuestión de trabajar en ti mismo, mejorarte cada día, ser inteligente y astuto y pulir tu arte frente a un espejo por horas incontables.

Ser seductor no es algo automático y no es un proceso que finaliza, sino que siempre se mantiene vivo, y que con el pasar del tiempo depende de factores que van más allá del dinero que tengas o de tu atractivo físico perecedero.

The Art Of Seduction - Cover Book

Calificación general: 6/10

Estructura. 5/10
Narrativa, Prosa y Estilo: 7/10
Técnica: 7/10
Ritmo: 6/10
Temática: 9/10
Profundidad: 7/10

Recuerda que está prohibido rendirse. ¡Respira hondo y sigue!
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