Cuando descubres que tu hijo/a se autolesiona, es comprensible que sientas una combinación de ira, sorpresa, culpa, preocupación y angustia. No entres en pánico ni reacciones exageradamente. Tu hijo/a no está solo/a y tú tampoco.
Las autolesiones no son comportamientos suicidas y no necesariamente significan que tu hijo/a tiene una enfermedad mental. Las personas jóvenes usualmente luchan con presiones en la casa y en el colegio para encajar y rendir adecuadamente.
No asumas que tu hijo/a tiene una vida fácil simplemente porque tú le proporcionas todo lo que necesita o porque “lo/a ves feliz” y no le recrimines su comportamiento por esta razón. Esta actitud será contraproducente porque la persona se sentirá juzgada e incomprendida.
Cómo lidiar con la situación
Tu reacción inicial y la primera conversación que tengas con tu hijo/a van a tener un gran impacto, y puede afectar qué tanto hablará contigo y confiará en tu ayuda.
Cada situación es diferente y la forma en la que la manejes dependerá en la relación que tengas con tu hijo/a, su edad, las razones detrás de sus autolesiones y si te enteraste porque alguien más te lo comentó o tu hijo/a acudió a ti.
Es fundamental en esta medida, contar con la ayuda de un psicólogo experto en el tema para ti y para tu hijo/a.
PUNTOS A CONSIDERAR
1. Investiga acerca de las autolesiones. Cuanto mejor sepas de la situación, mejor podrás comprenderla y abordarla apropiadamente.
2. Asesórate de un psicólogo experto.
3. No demuestres disgusto o ira. Cualquier negatividad incrementará el estrés emocional de tu hijo/a y puede alejarlo/a más de ti.
4. Reconoce que tú no eres culpable de que tu hijo/a se autolesione, pero sé consciente de la calidad de tu relación con él/ella y si ésta puede mejorarse desde la perspectiva de tu hijo/a.
5. Hazle saber a tu hijo/a que estás ahí para él/ella, pero reconoce que en un principio la autolesión es un comportamiento secreto y el hecho de que tu hijo/a sea consciente de que tú ahora lo sabes, puede ser algo abrumador y necesitará tiempo para procesarlo antes de sentarse a hablar contigo de manera apropiada.
6. Céntrate en los problemas que están detrás de la autolesión y no en la autolesión misma.
7. Puede pasar mucho tiempo antes de que tu hijo/a decida no autolesionarse más, así que prepárate para muchos meses de recuperación.
8. Ayúdale a encontrar mecanismos de afrontamiento alternativos en lugar de forzarlo/a a que deje de autolesionarse.
9. Presta toda tu atención y disponibilidad para acudir al médico o al psicólogo pero a un tiempo respeta su derecho a la privacidad y la confidencialidad. No le pidas que te cuente todo. Convence a tu hijo/a de que el apoyo psicológico puede ser muy beneficioso y anímalo/a en este proceso.
10. Recuerda que tu hijo/a es la misma persona que conocías y que amabas antes de que supieras que se autolesionaba. Las autolesiones son sólo una pequeña parte de su comportamiento.
11. Trata a tu hijo/a de manera usual, especialmente si existen personas en la familia que necesitan apoyo para manejar las autolesiones de tu hijo/a (por ejemplo, hermanos o hermanas).
12. Anima a tu hijo/a a buscar la felicidad y la salud como algo que se merece. Su adolescencia debe ser algo que debería ser divertido.
13. Recuerda cuidarte a ti mismo/a. Es difícil manejar una situación de autolesión de alguien que amas, así que no temas buscar apoyo adicional mientras ayudas a tu hijo/a.
14. Sé consciente de que, aunque las autolesiones no son un comportamiento suicida, la afectación emocional que llevan a que tu hijo/a se corte también pueden llevar a pensamientos suicidas. Si sientes que tu hijo/a está en riesgo, no dudes en acudir a urgencias.
15. Si las lesiones de tu hijo/a son muy profundas, debes buscar atención médica inmediata. Si no lo son, aprende a cuidar de las lesiones en casa (uso de antisépticos, vendajes estériles, tiras o curas, etc.)
16. Las autolesiones no son meras estrategias para llamar la atención o para manipularte. Si tu hijo/a amenaza con autolesionarse, ignora este comportamiento pero a un tiempo ofrece apoyo y escucha.
17. Déjale saber a esa persona que te importa, que ella se merece tu apoyo, que tu le ayudarás para que esté mejor y que nadie tiene que afrontar sus problemas solo/a.
18. No fuerces a esa persona a detenerse, molestándose con ella, rechazándola, reprendiéndola o rogándole que se detenga. Esto será percibido como un problema adicional que puede motivar aún más la autoagresión.
Factores familiares que previenen las autolesiones
Existen muchos aspectos que pueden evitar que una persona recurra a la autoagresión como mecanismo de regulación emocional. Estos aspectos son llamados factores protectores y deben ser fomentados al máximo en el hogar, ya que actúan como amortiguadores frente a la aparición de conductas de riesgo, disminuyendo la probabilidad de su ocurrencia.
1. Fuertes vínculos al interior de la familia.
2. Cercanía, apoyo emocional, trato cálido y afectuoso con los/as hijos/as.
3. Preocupación y atención de los padres con sus hijos/as.
4. Hijos/as que perciben que sus padres tienen tiempo para ellos. Este tiempo no se mide en cantidad sino en calidad, en la atención plena que puedan tener los padres hacia sus hijos (no usar el celular mientras se comparte con ellos, interactuar e involucrarse en sus actividades en lugar de sólo actuar como un acompañante, acudiente o supervisor, crear espacios en familia en donde se privilegien sus intereses y gustos, etc.)
5. Expresión abierta de cariño en la familia.
6. Conocimiento de los problemas, intereses y necesidades de los hijos/as.
7. Involucramiento de los padres en la vida de sus hijos.
8. Conocimiento, preocupación y supervisión de las actividades y amigos/as de los hijos/as. ¿Dónde están? ¿Qué hacen? ¿Con quién se relacionan, a dónde van y con quién? Conocimiento de los programas de televisión que ven sus hijos/as, la música que escuchan, los libros que leen, las conversaciones que tienen en sus redes sociales, etc. Conocimiento de sus amigos y sus padres.
9. Espacios familiares. Comer juntos, compartir actividades en familia y realizar planes de fines de semana o de vacaciones en donde se
10. Disciplina familiar. Respeto a los roles de autoridad democráticos pero firmes de los padres. Establecimiento de normas claras, bien definidas y acordes a la etapa de desarrollo de los hijos. Establecimiento de límites específicos. Reglas de conducta dentro de la familia con consecuencias explícitas en caso de incumplimiento. Control de la hora de llegada y del uso de los celulares, los videojuegos y la internet.
El castigo físico, el maltrato verbal, la rigidez parental, el estilo de crianza autoritario y demandante o el estilo permisivo y libertino hacen que las conductas autolesivas sean más probables.
11. Fortalecimiento y desarrollo de habilidades personales y sociales en los/as hijos/as.
Los factores protectores individuales, más importantes son:
- Autoconcepto y autoestima positivos
- Tolerancia a la frustración
- Adecuada resolución de conflictos
- Adecuada toma de decisiones
- Resistencia a la presión de grupo
- Desarrollo de habilidades sociales tales como comunicación y asertividad.
- Capacidad para reconocer y expresar adecuadamente emociones y sentimientos.
- Tener metas personales y un plan de vida.
- Tener valores incompatibles con el daño al propio cuerpo.
- Adecuada integración escolar, social y académica.
12. Actitud y comportamientos preventivos frente a las conductas de riesgo por parte de los padres. Esto se expresa principalmente a través de:
- Padres, madres y hermanos/as conscientes de su rol de modelos y ejemplo de vida sana.
- Los padres con una actitud decisiva y clara de rechazo hacia las conductas de riesgo.
- No consumir drogas al interior de la familia ni llevar a cabo ninguna otra conducta de riesgo.
13. Estilo de comunicación positivo. Se promueve el diálogo abierto acerca de los sentimientos y opiniones, se respetan y toleran las diferencias individuales.
14. Estilo de resolución de conflictos colaborativo. Frente al conflicto, se consideran los intereses y preocupaciones del otro, y también las propias. Los miembros de la familia son capaces de generar una atmósfera relajada, con sentido del humor y alegría (sin violencia, agresividad o descalificación).
15. Padres informados acerca de los riesgos y factores asociados a las conductas de riesgo y las autolesiones. Conocimiento acerca de oportunidades de incurrir en conductas de riesgo, de la presión social y los modelos de los adolescentes, las creencias y mitos relacionadas con el cutting y las autoagresiones.
16. Fortalecimiento de los vínculos con el colegio. Padres que se involucren en los aprendizajes y que se preocupen por la asistencia y rendimiento de sus hijos/as.
Los padres que enseñan a sus hijos a cumplir con sus obligaciones, que no reclaman al colegio por el bajo rendimiento o las conductas de riesgo, sino que por el contrario asumen su responsabilidad y la de sus hijos, buscando soluciones sin buscar culpables, son padres que fomentan en sus hijos la autonomía y la tolerancia a la frustración.
Por el contrario, el padre que asume que el colegio debe encargarse de la educación integral de su hijo/a; que debe hacerse cargo exclusivo de las dificultades que se presenten al interior de este argumentando que son cosas que están pasando en el colegio y no en la casa y que busca quitarle responsabilidad a su hijo por sus comportamientos, exigiéndole al colegio que se brinden más oportunidades para aprobar una asignatura, no se le exija a su hijo/a porque "lo están persiguiendo y acosando" o se le excuse por una falta cometida, son padres que están fomentando hijos débiles e incapaces de asumir retos.
17. Capacidad de reconocer los logros y progresos de los/as hijos/as.
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