Antigua bendición celta

El día de fin de año recibí un mensaje muy inspirador que me hizo reflexionar mucho e inmediatamente me impactó de manera profunda, puesto que lo recibí de una persona especial y admirable para mí. Por tal razón, he querido compartirla a todos los lectores del blog.

Se trata de una antigua bendición celta que suele compartirse para desear éxitos a las personas que comienzan un nuevo trabajo, un viaje, una carrera universitaria o simplemente a todos aquellos que inician algo en sus vidas.

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En esta oportunidad no quiero comentar cada una de las frases del poema. Por el contrario, quiero que cada persona pueda extraer lo más significativo desde su propio punto de vista, desde su propio lugar y momento en este mundo.

Por otro lado, sería estupendo contar con su opinión y saber si la conocían de antemano.

“Que los pies te lleven por el camino hacia el encuentro de quien eres, porque la felicidad es eso, descubrirte detrás de ti, sabiendo que el verdadero disfrute está en transitar ese camino.

Que los ojos reconozcan la diferencia entre un colibrí y el vuelo que lo sostiene. Aunque se detenga, seguirá siendo un colibrí, y es importante que lo sepas, para que no confundas el sol con la luz, ni el cielo con la voz que lo nombra.

Que las manos se tiendan generosas en el dar y agradecidas en el recibir, y que su gesto más frecuente sea la caricia para reconfortar a los que te rodean.

Que el oído sea tan fiel a la hora de escuchar el pedido, como a la hora de escuchar el halago, para que puedas mantener el equilibrio en cualquier circunstancia y sepas escucharte y escuchar.

Que las rodillas te sostengan con firmeza a la altura de tus sueños y se aflojen mansamente cuando llegue el tiempo del descanso.

Que la espalda sea tu mejor soporte y no lleves en ella la carga más pesada.

Que la boca refleje la sonrisa que hay adentro, para que sea una ventana del alma

Que los dientes te sirvan para aprovechar mejor el alimento, y no para conseguir la tajada más grande en desmedro de los otros.

Que la lengua exprese de modo tal las palabras que puedas ser fiel a tu corazón en ellas, conservando el respeto y la dulzura.

Que la piel te sirva de puente y no de valla.

Que el pelo le de abrigo a tus ideas, que siempre adornan más que un buen peinado.

Que los brazos sean la cuna de los abrazos y no camisa de fuerza para nadie.

Que el corazón toque su música con amor, para que tu vida sea un paso del universo hacia adelante.”