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En la primera parte de este tema te expliqué detalladamente cómo hacer un balance de costos y beneficios de manera adecuada. En esta segunda parte, ampliaré las recomendaciones para aquellos casos en que los pasos anteriores no fueron suficientes o simplemente necesitas asegurar tu decisión un poco más. Igualmente, te enseñaré a usar este balance para controlar mejor tus emociones negativas.

Realiza un balance de los costos y beneficios de tus decisiones: Recomendaciones a tener en cuenta.


El ejercicio de costos-beneficios puede ser tan profundo o tan superficial como lo necesites. Aquí van algunas recomendaciones cuando sientas que la toma de decisiones aún es inestable:

5. Puedes contemplar distintos tipos de costos y beneficios.


Dependiendo de la decisión que debas tomar, puedes distinguir entre varios subtipos de costos y beneficios (tangibles vs. intangibles, directos vs. indirectos, de corto, mediano y largo plazo, etc). Personalmente te recomiendo distinguir entre: beneficios a corto plazo (de 1 a 3 meses), a mediano plazo (de 4 a 8 meses) y a largo plazo (de 9 meses a 1 año).

Por supuesto, la división temporal la debes establecer tú. Por ejemplo, en algunos casos el corto plazo se considera hasta los 6 meses, el mediano plazo es considerado de 1 a dos años, y el largo plazo se define de 3 a 5 años.

En la mayoría de casos, distinguir entre diferentes subtipos de costos y beneficios nos proporciona una perspectiva más amplia y en ocasiones resuelve los conflictos en la toma de decisiones. Por ejemplo, cuando nos planteamos los beneficios a largo plazo, los costos simplemente se convierten en sacrificios que se deben hacer para lograr un estado más satisfactorio de las cosas en un futuro.

Si no sabes como tomar una decisión importante, este ejercicio te servirá mucho
Personalmente, yo intento hacer un balance o alcanzar un equilibrio entre aquello que me proporciona satisfacción inmediata y aquello que vendrá mucho tiempo después. No obstante, esto varía según la decisión que se tome y nuestro estado emocional.

Es posible que respecto a ciertas decisiones pensemos mucho en nuestro bienestar inmediato (por ejemplo, relaciones de pareja, amigos y vida social), mientras que en otras pensamos más en el futuro (el estudio y el trabajo). De cualquier manera, te recomiendo llegar a un punto medio (sin exceso de presente y sin exceso de futuro).

Recuerda que...


6. Puedes medir la probabilidad de que los costos y los beneficios se presenten.


Esta es una manera adicional de profundizar en la toma de decisiones y se basa en la idea de distinguir entre los costos y beneficios más "reales" o posibles de aquellos más irreales o imposibles.

Esto se puede medir con una calificación de 1 a 10 y tiene el propósito de hacerte ver la diferencia entre lo que quieres o no quieres que suceda y lo que tiene mayor probabilidad o no de suceder.

A veces pensar en todos esos costos y beneficios nos hace pensar que se presentarán de la misma manera, y esto no es cierto. Hay unos más fijos o seguros que otros, y estos deben tener más peso en nuestra balanza.

Si eres indeciso, este ejercicio será muy efectivo para ti
Personalmente, este punto del ejercicio me ha sido de utilidad en aquellos momentos en los que comienzo a dudar de una decisión porque comienzo a pensar cosas del tipo "¿Y si pasara X?" o "¿Qué tal si Y?".



imágenes con frases

7. Puedes planear alternativas a los costos de tomar una decisión con el fin de equilibrar la balanza.


El ser humano tiende más a evitar riesgos que a tomar oportunidades. Se nos suele recomendar ser un poco más arriesgados y no siempre dar un paso seguro tras otro; pero esto nos cuesta muchísimo porque los riesgos "negativos" son más costosos para nosotros, los recordamos más fácilmente y controlan más nuestro comportamiento. Por otro lado, los riesgos "positivos" los consideramos como algo adicional que es deseable pero que no nos afectará mucho si NO los obtenemos.

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En otras palabras, cuando queremos tomar una decisión, lo negativo (los costos) influyen demasiado y a veces desequilibran la balanza porque preferimos perder una oportunidad que arriesgar algo valioso para nosotros. Entonces, lo que puedes hacer es pensar en cómo compensarías esos costos si tomaras la decisión.

Cómo hacer un análisis de costos y beneficios

Contemplar alternativas sirve especialmente cuando los costos nos parecen muy altos y cuando sabemos que una decisión particular es la mejor pero aun así no nos sentimos dispuestos a asumirla.


8. Usa el balance de costos y beneficios para manejar mejor tus emociones.


Por extraño que parezca, este ejercicio me ha servido más para regular mis emociones que para tomar decisiones concretas. No obstante, el sentirte de una determinada manera es una decisión que tomas a cada segundo, así que el ejercicio sigue la misma lógica que te expuse antes.

En términos generales, se puede aplicar de dos maneras:

1. Pensar en los costos y beneficios de sentirnos de una manera determinada. 

Esto nos ayuda a "enfriar la cabeza" y rápidamente notamos que de nada nos sirve sentirnos mal y que, de hecho, nos haremos más daño si permitimos que las emociones negativas nos invadan en ese momento.

¿Cómo manejar mejor las situaciones estresantes?

2. Pensar en los costos y beneficios (o en lo bueno y lo malo) de una situación que nos agobia nos permite ver la situación de una manera más adecuada.

Como he dicho antes, nuestro cerebro procesa más rápidamente lo negativo y lo considera como más importante y por esta razón, muchas veces estamos sesgados y dejamos de ver las cosas con objetividad. Escribir lo bueno y lo malo nos da perspectiva y nos distancia emocionalmente de una situación particular en términos de intensidad y de temporalidad.

¿Cómo tomar una buena decisión?

En otras palabras, los eventos más recientes y negativos nublan nuestro juicio, pero gracias a que este ejercicio es muy lógico y racional, nos proporciona un poco más de objetividad o neutralidad y nos aleja de lo inmediato.

La última vez que puse en práctica este ejercicio noté que me estaba centrando demasiado en lo que había pasado ese día, y que estaba dejando de lado una visión más amplia de las cosas, pues en general, simplemente había sido un mal día. Al terminar el ejercicio, incluso concluí que no habia sido un mal día, sino que había sido una mala experiencia en un día por lo demás muy bueno.



NOTA FINAL: Si este ejercicio tan completo no te funciona, si después de una reflexión tan profunda y extensa no sacas una buena conclusión, debes buscar una estrategia radicalmente diferente para tomar decisiones.



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  1. Me parece un ejercicio algo complejo, no está difícil, pero si toma trabajo hacer eso con las decisiones que tomamos, sin embargo, no había contemplado que puede ser un manera que evite divagar sin sentido a la hora de llevar a cabo algún plan.

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    1. Hola Anónimo. Sin duda, el ejercicio requiere que le dediques mucha atención y seas dedicado, pero los resultados pueden ahorrarte muchos dolores de cabeza.

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  2. Gracias por este magnífico blog. Me gusta tu certeza, ¡sigue así! me está ayudado mucho en mis metas personales, y es de mi interés. Saludos! :)

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